22 de septiembre de 2012

Moda Goyesca....."El MAJISMO"

Como hace tiempo que tengo esto un poco abandonado, por motivos del comienzo de un nuevo proyecto personal y tengo menos tiempo para dedicarle, si me gustaría continuarlo en los ratitos que tenga, aunque sea con "cuentagotas"...
Y para no perder el hilo, voy a enlazar el último tema del que hablé, el de la Moda vista por Goya, como fotógrafo de la época, con el "Majismo" o la moda "Goyesca" como se conoce en la actualidad.


EL QUITASOL- GOYA [1777]

En Madrid estaba la Corte y su moda siempre estaba al último grito, pero Cádiz, en cuestión de moda, no fue menos importante al ser una ciudad de comerciantes y tener una situación estratégica. Era una ciudad en la que sus damas parecían especialmente entregadas al consumo de la moda, y destacaba en la memoria de casi todos sus visitantes por el lujo alcanzado en sus vestimentas y las extravagancias de sus modas. Estamos frente a una ciudad de contrastes, en la que convivía una aristocracia nacional junto a una burguesía europea de comerciantes, por ser una ciudad portuaria. Por lo tanto, nos encontramos ante una moda castiza, que reivindica nuestros valores nacionales y que convive con una moda internacional.  

LA GALLINA CIEGA- GOYA [1788-1789]
En este cuadro de Goya vemos el contraste de esa moda nacional y castiza, frente a la internacional, que está representada en la pareja del fondo, el hombre que está a la derecha con la casaca marrón y la dama con el sombrero de grandes plumas en la cabeza.


Por lo tanto y en paralelo a la moda internacional, en España se da otra propia de un colectivo social muy diferenciado, un determinado sector del pueblo: son los denominados Majos y Majas, que reivindican lo castizo.


En esta ampliación podemos ver, más claramente, como era el traje de los majos y las majas. El de ellas se componía de una basquiña (falda) y un monillo o chaquetilla afracada y en el pelo una caramba de cintas de seda y redecilla para sujetarlo. El traje de él estaba compuesto por jaqueta o chupetín, el calzón, las medias de seda, zapatos de hebilla grande y cofia en el pelo.

Los Majos y Majas eran personajes de barrios humildes de Madrid que, a finales del S.XVIII y principios del S.XIX, llegaron a ser muy populares. Se distinguían no solo por su manera de vestir sino también por su actitud: seguros de sí mismos, descaradas las mujeres, desafiantes los hombres. El Majo se dedicaba a los más diversos oficios: carpintero, albañil, herrero, carnicero, tallista,… y esa actitud que los caracterizaba, de desparpajo y gallardía, levantó críticas pero, al mismo tiempo, se consideró muy seductora.

EL MAJO DE LA GUITARRA- RAMON BAYEU [1786]
A los Majos y Majas, posteriormente, se les conoce también como “Goyescos” y "Goyescas", "Manolos" y "Manolas"... Esa actitud de desparpajo y seducción y, sobre todo, la forma de vestir, es lo que gustó a la nobleza, de forma que a finales del S. XVIII comenzó el fenómeno denominado “Majismo” en el que las clases privilegiadas adoptaron la forma de vestir de estas gentes de barrios humildes, pero con tejidos y adornos mucho más ricos.
RETRATO DE PEDRO MOCARTE- GOYA [1805]



RETRATO DE PEDRO ROMERO- GOYA [1795-98]
Viendo estas imágenes se nos viene a la mente un traje que  tiene mucho arraigo en nuestras costumbres....y es que el "Traje de Majo" es el precedente del "Traje de Torero" actual.


El traje de majo, que está expuesto en el Museo del Traje de Madrid, se compone de :jaqueta (como se decía en la época), calzones, chaleco y faja.
La jaqueta, es una especie de casaca, corta y entallada, con cuello de tirilla y una pequeña solapa en pico. Está realizada en seda color verde y su interior forrada de lino (espalda y mangas) y de seda (delantero y puños), presenta las costuras decoradas con un cordoncillo metálico. Sus mangas estrechas y alargadas, cuyas copas están decoradas con cintas realizadas en "gros de Nápoles", con doble trama.
Los calzones, de seda verde, se ciñen al talle con una cinturilla irregular,  más ancha en el delantero que en la espalda y se cierra por medio de cinco ojales y dos ojetes, en el delantero y la espalda respectivamente.
El chaleco, con cuello de tirilla y delanteros confeccionados en seda, y espalda en algodón. Va adornado en el filo con un bordado y se cierra con botones forrados en seda.
La faja, en seda, se remata en sus extremos con un flecho deshilachado y torsionado en dos cabos, y anudado en los extremos.

Este Traje de Maja de finales del siglo XVIII está compuesto de un jubón de raso blanco, un Monillo (chaquetilla) de terciopelo negro con jockeys (hombreras) en los hombros de lentejuelas, pedrería y cordón de seda y una  basquiña de raso azul adornada con dos tiras de madroños haciendo la vez de volantes, que en la época se denominaban "falbalas", término francés y en España también se conocen con el nombre de "farfalá" o "faralá", son franjas, flecos o volantes que se ponen en los vestidos para hacerlos más vistosos.

  
Con los cambios de la Moda al comenzar el  Neoclásico, los trajes de maja también se adaptan a esos cambios, subiendo sus talles y estrechando sus faldas, yendo con el nuevo gusto y comodidad de la época.
Estos trajes  se exponen en el Museo del Traje de Madrid y son de principios del siglo XIX.

Y para finalizar una foto, actual, de la Infanta vestida con un cierto estilo goyesco, ...para que veáis que en la Moda todo deja huella!!!




23 de mayo de 2012

Goya, "fotógrafo" de la moda de la Época

Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828) pintor y grabador español, fue el artista europeo más importante de su tiempo. Nace a mediados del siglo XVIII, llamado  siglo de la Ilustración. Un período crucial de grandes cambios en la sociedad de aquel tiempo. Las creencias, costumbres, modas, incluso las Letras y las Artes sufren un movimiento convulsivo.
Goya fue un genio extraordinario, gran visionario, cultivador de todos los géneros y todos los temas. Su mirada artística abarca lo mismo, lo trágico y lo cómico, lo real y lo fantástico, lo palaciego y lo plebeyo; lo brillante y lo tenebroso, la paz ingenua enfrentada a la locura; ¡ y como olvidarnos de lo pintoresco! 

Al ser un artista que vive a caballo entre dos siglos, vive la transición de dos estilos muy diferentes...el final del Barroco y el Neoclásico y esa evolución la vamos a ver en sus cuadros...

Retratista oficial de la Casa Real, de políticos, burgueses,...entre otras muchas obras. Como retratista vamos a poder ver en sus retratos esa transición de la moda entre el estilo rococó y el neoclásico. Sus cuadros, por decirlo de alguna manera, son las mejores "fotografías de moda", en color, que nos han llegado de esa época.

Goya-1789                                                 Goya 1814
En estos dos retratos, pintados por Goya, el del monarca Carlos IV y su hijo Fernando VII, ya de monarca, se ve la evolución de las prendas, en sus respectivas regencias. El traje de Carlos IV es de influencia francesa, de estilo más recargado y lleno de bordados, con la casaca, la chupa y el calzón, que se llevaba con medias y zapatos con hebillas, aunque aquí no se puede observar al no estar de cuerpo entero. El traje de Fernando VII ya es de influencia inglesa, menos recargado en sus bordados, con el frac, el chaleco y el pantalón largo con las botas. 

                      Retrato de María Luisa de Parma con tontillo
Batas a la francesa en seda con bordados en oro, armadas con tontillos que se complementan con sombreros, bonetes y tocados adornados con grandes plumas irán dejando paso a...

Retrato de la Duquesa de Benavente
...Vaqueros a la inglesa en rasos de seda, indianas de algodón, tafetanes, más simples en bordados y de mayor comodidad, por decirlo de algún modo!!!, que finalmente se quedarán en los armarios de las damas, para dar lugar a una moda más sencilla...

Retrato de la Condesa de Chinchón
...una moda libre de artilugios interiores y que deja entrever, en algunos casos, la silueta de las damas, con cierta influencia en lo clásico,  de líneas tubulares,  de gran comodidad y más sencilla en sus tocados. 
¡¡¡Toda una revolución en el vestir de las damas de la época!!!.


Retrato de Juan López de Robredo 
Casacas de terciopelo con cuellos altos y chupas en seda, con ricos y recargados bordados en oro y plata, se complementan con las camisolas con chorreras y los pañuelos al cuello, que poco a poco se irán sustituyendo por...

Retrato de Sebastián Martínez
... fracs de grandes solapas, normalmente en colores oscuros y lisos, siendo las rayas el único adorno permitido, ya que en el chaleco era donde se permitía el juego del diseño de las rayas y estampados. El traje de estilo inglés, más sencillo y cómodo de llevar, que va a compartir moda en la época con...

Retrato de Pedro Romero
...un traje tipicamente español y que reivindica lo castizo frente a unas imposiciones en la moda extranjera imperante, el traje de Majo, conocido en la actualidad como "goyesco" y que será el antecesor de traje de torero actual.

2 de mayo de 2012

"Traje Burgués-El Frac"

El Traje burgués consta de tres piezas, el frac (casaca), la chupa que se irá acortando hasta convertirse en el chaleco y el calzón, que posteriormente será sustituido por el pantalón.
El frac, que es un tipo de casaca, se caracteriza por estar cortado recto en los delanteros a nivel de la cintura y cruzado sobre el pecho, tiene grandes solapas con el cuello vuelto y sus faldones traseros abiertos. Suele ir en colores lisos y es en el chaleco donde se permite jugar con el diseño, los colores y los estampados, principalmente las rayas y normalmente en tejidos de algodón como la indiana, para diario.
El frac es más práctico y funcional, sobre todo a la hora de montar a caballo, debido a su corte delantero.

Los hombres españoles seguían los dictados de la moda inglesa, sustituyendo sus casacas por el frac. En un principio eran de colores, pero pronto se convertirían en una prenda de paño color oscuro, sobre todo negro.


"El Frac en España"


Se empezará a poner de manifiesto un hecho social que sería imparable: el ascenso y creciente fuerza de la burguesía, una clase que había ido adquiriendo un poder económico que no se correspondía con el poder político y social que las viejas monarquías de Europa le asignaban. Hasta la Revolución industrial las diferencias sociales habían estado patentes en el vestido, tanto de los hombres como de las mujeres.

Paulativamente, vamos a asistir a una democratización del vestido y será esta prenda, el frac, un claro ejemplo de ello y la burguesía se convertirá en su nuevo cliente. Al tratarse de una clase trabajadora exige trajes  sencillos de llevar y de mantener, busca, por lo tanto, un traje que fuera práctico, ligero y fácil de vestir, frente al traje que vestía la aristocracia que era predominantemente decorativo, pesado, muy complejo y suntuoso.
La utilización del frac quedó definitivamente establecida a principios del S.XIX, momento en el que se generalizó el sombrero de copa y los grandes corbatines al cuello. Y tras la caída de Napoleón, "el frac y el pantalón" será el traje de todo ciudadano, independientemente  sea su clase social.
El frac es una prenda que ha pervivido hasta nuestros días. En la actualidad se ha quedado solamente en los Trajes de Etiqueta y cuenta con una serie de normas establecidas, de según la hora del día, el tipo de acto y la solemnidad del mismo.

Retrato de Don Pedro Duque de Osuna. Goya

Retrato de Don Francisco de Borja Tellez Giron, 1816

"La Moda Masculina de influencia inglesa"


Antes de la Guerra de la Independencia (1808-1814) los hombres ya seguían los dictados de la moda inglesa,  ya que usaban ropas cómodas y prácticas, más acordes con la vida al aire libre, y menos influenciadas por la Corte que las vestiduras francesas. Muchas de las casacas se fueron sustituyendo por el frac, aunque como pasa en cualquier evolución de una prenda, convivieron durante un tiempo. Al igual que el frac pasó a sustituir a la casaca, la chupa fue sustituida por el chaleco (acortándose a la altura del talle) y el calzón será pronto sustituido por el pantalón.
Junto a la hegemonía francesa, en Europa, hay otra nación en auge: Inglaterra, que en estos momentos está construyendo su gran imperio marítimo y colonial.
Con la Revolución Industrial (1764) se acelera de una forma muy rápido la industria textil algodonera y la siderurgia. La industria algodonera, bajo el estímulo de una fuerte demanda, fue la primera en introducir uno de los principales elementos de esta Revolución: la máquina. Estas máquinas, que permitieron la mecanización de la hilatura y el tejido, fueron algunos de los ejemplos que permitieron la revolución de este sector, siendo espectaculares en poco tiempo...

29 de abril de 2012

"El Chal de Cachemira...el más deseado"

Esta prenda, que formó parte de la vestimenta de la época, se convirtió en un signo de buen gusto y distinción. Cómo ya dije anteriormente, hay multitud de retratos de damas de la época, donde aparecen ataviadas con sus elegantes trajes, cuya única nota de color la ponen estos chales y las joyas que llevaban como complemento a sus trajes.
Retrato de la Emperatriz Josefina, 1808
El "cachemir" se puso de moda en Europa en el siglo XVIII, con los famosos chales que llegaban de la zona de Cachemira, en la India.

El cachemir es una de las fibras de lana naturales más finas y apreciadas del mundo. Se obtiene del pelaje de una raza de cabra (Capra lincus) y la más apreciada es la que vive en las altas cumbres del Himalaya.
Marie-Françoise Rivière,1806
El animal en estado salvaje muda su pelo a principios del verano y es recogido manualmente por los habitantes de las montañas. Las cabras domésticas producen un cachemir de inferior calidad. El pelo, que puede ser de color blanco, marrón, gris o rojizo, se tinta muy fácilmente.

Es una fibra muy valiosa por su tacto, peso, flexibilidad y suavidad, es la más lujosa que existe y también la más cara.
Posteriormente, y a causa de la demanda, los comerciantes franceses propusieron fabricar imitaciones. Los chales fabricados en la zona de Lyon, fueron los más demandados por las francesas, ya que eran de gran calidad y exquisito colorido. 

Desde mediados del siglo XIX, la lana de cachemir se vendía en los almacenes Liberty de Londres, era de excelente calidad por su finura y poco peso, pero resultaba muy cara y se estropeaba con facilidad. Arthur Liberty, propietario de la tienda, encargó a los tejedores ingleses la fabricación de un tejido de idénticas características, con fibras traídas de Cachemira, a la que terminarían bautizando en 1879 con el nombre de "cachemira umritza", que tuvo un gran éxito tanto dentro como fuera de Gran Bretaña. El tejido tenía las mismas características que el hecho en la India, se hacía con tintes neutros y naturales y era más duradero. Las largas fibras que tenían en la superficie lo hacían muy atractivo.

Y voy a terminar con la observación de que el término "cachemir" se utiliza también para designar tejidos de un estampado característico, ya que los chales de cachemir, que venían de la India, lo tenían. 



"El Chal"

Otra de las prendas de abrigo y de las más usadas con este tipo de vestido, era el "chal", que al principio consistía en una tira de tejido estrecha y larga. Los más apreciados fueron los de Cachemira, en tejidos de lana muy fina y con dibujos típicos de palmas y atractivos y variados colores, que llegaron a convertirse en signo de elegancia y riqueza.
RETRATO DE "LA TIRANA", GOYA [1799]

"Juboncito o Spencer"

La finura del tejido de este tipo de vestidos obliga el uso, como prenda de abrigo de los "juboncitos", jubones muy cortos y abiertos por delante. Se denominan "spencer" en el resto de Europa.
El spencer es una chaquetilla corta, de uso masculino y femenino. Es de origen inglés y su nombre se debe a Lord Spencer de quién se dice que, burlándose de los rápidos cambios de la moda, se le ocurrió cortar los faldones de su chaqueta, y al cabo de pocos días todo Londres (hombres y mujeres) llevaban el spencer. Aquí en España también recibió el nombre de juboncito, al ser un estilo de jubón, pero de pequeño tamaño. Se usó como prenda de abrigo, sobre todo cuando se impuso la moda de los vestidos camisa, que al ser de telas muy vaporosas y finas necesitaban prendas de abrigo.

En esta imagen podemos ver dos juboncitos. El de la derecha es en raso de seda en color marfil. La prenda de la izquierda es en piqué de seda marrón y beige, va decorado con una aplicación de cordoncillo entorchado sobre la seda. Las dos prendas son ajustadas al torso, por debajo del pecho y con cuello de tirilla alto.Los detalles estructurales de las dos prendas, como el alto cuello de tirilla y el largo de las mangas, los sitúan en la primera década del siglo XIX.
Esta prenda corta  a  modo de chaquetilla, aparece alrededor de 1795 como prenda de encima de los “vestidos camisa”. Actualmente se conoce cono "Bolero" o "Torera"

5 de abril de 2012

"Vestido Camisa o Camisa"


El "Vestido Camisa"  se puso de moda a finales del siglo XVIII. En un principio, se parecía a la prenda interior del mismo nombre y era un traje entero y cerrado, que se metía por la cabeza o los pies, y que se ceñía a la cintura por una faja o lazada de tela con un color que contrastase.

Se impusieron en telas finas y transparentes, pero éstas en sí no eran una novedad, pues durante la segunda mitad del siglo XVIII se usaron cada vez más; al principio, para adornos y guarniciones y, después, para vestidos enteros. Debajo de estos vestidos las mujeres no llevaban más que una camisa (interior) pegada al cuerpo y unas enaguas que servían de viso. 
En España, a finales del XVIII, el traje que más usaron las mujeres fue este tipo de vestido y se llamó "Camisa", por su parecido con la prenda interior de dormir. Al principio fue un simple tubo de muselina con un pasacintas bajo el pecho para fruncir la tela de la falda y otro para recoger la tela del escote. Pero pronto se hizo más elaborado y se separa el cuerpo de la falda, y  ésta consta de cuatro paños de vuelo, se mantenía estirada por delante y todo el vuelo se recogía en los costados y, sobre todo en el centro de la espalda con unos tablones.


A principios del siglo XIX el vestido camisa, una prenda de muselina blanca, casi transparente, de cintura alta, similar a las túnicas griegas o romanas, se puso muy de moda. Revelaba más partes del cuerpo femenino que cualquier prenda anterior. Este fue el resultado de un concepto moderno e innovador del cuerpo femenino. No obstante, tras saborear de forma breve las libertades del vestido camisa, el cuerpo femenino se sometería nuevamente al estricto control del corsé durante otro siglo.

Esta moda femenina de vestidos semitransparentes de muselina, de talle alto, amplio escote  y figura estilizada al estilo clásico se conoce como la moda de "El Directorio" y no duraría mucho tiempo (1795-1802). Fue una moda nacida en Francia, entre finales del reinado de Luis XVI y el Primer Imperio de Napoleón. Esta moda coincide en España con el reinado de Carlos IV.

Familia Real de Carlos IV, Goya (1800-1801)
En este retrato de la familia real se puede observar como las damas llevan el vestido con  un sobrevestido o especie de túnica, bordada en oro y plata, para cubrir las transparencias del vestido.
Durante el día estos trajes se llevaban en telas estampadas o lisas y para la noche estaban bordados con hilo crudo, hilo de plata y lentejuelas plateadas en una gran cenefa en el borde de la tela.


Aunque tuvo una vida limitada el vestido camisa ocupa un lugar único en la historia de la indumentaria femenina. 

Doña Joaquina Tellez-Girón, hija de los duques de Osuna
[Esteve y Marqués Agustín]

La Duquesa de Osuna, su hija y su nieta (1796-1797)
[Esteve y Marqués Agustín]

María Josefa Gayoso de los Cobos Téllez-Girón
Condesa consorte de Brunetti
[Esteve y Marqués Agustín]

Cambios en la moda durante el período revolucionario

En 1789 con la Revolución Francesa se produjo un profundo cambio en la estética de la moda, y el material favorito cambió de la seda al sencillo algodón. Fue una revolución provocada por diversos factores: el fracaso de la economía nacional, el creciente conflicto entre la aristocracia y aquellos con prerrogativa real (aquellos que gozaban de ciertos privilegios reales), el descontento de una mayoría de ciudadanos frente a las clases más privilegiadas y una prolongada y severa escasez de alimentos.

Aquellos que todavía vestían ropas de seda extravagantes y de vivos colores eran considerados antirrevolucionarios. En lugar del calzón y las medias de seda que simbolizaban la nobleza, los revolucionarios franceses se pusieron pantalones largos llamados "sans-culottes", en España al pantalón largo se le conocería cono "chanchullo".

Pero no todo cambió en 1789. Si bien durante la Revolución surgieron nuevos estilos de moda que se sucedían rápidamente, reflejando la cambiante situación política, el atuendo clásico, como el "traje a la francesa" se seguía utilizando como traje oficial de la corte. Las nuevas modas convivieron con las antiguas durante todo el período revolucionario.

En algunos casos el caótico clima generó modas excéntricas. Y siguiendo esa línea de excentricidad, los  petimetres (petits-maîtres), llamados "incroyables" en Francia y "currutacos" en España, aparecieron durante la etapa del Directorio, que es la anterior  al estilo Imperio (1804-1814). Los cuellos extremadamente altos caracterizaban su vestimenta, además de grandes solapas dobladas hacia atrás, chalecos chillones, corbatas anchas, calzones, cabello corto y bicornios en lugar de tricornios. El equivalente en femenino de los "incroyables" fueron las "merveilleuses" y en España el equivalente femenino de los "currutacos" fueron las "madamas de nuevo cuño"...que lucían vestidos extremadamente finos y diáfanos, sin corsé ni tontillo o guardainfante.
En la ilustración podemos ver como un "incroyable" ofrece una moneda a una indignada "mervelleuse" a la que ha tomado como una señorita de la vida. Estas "maravillosas" mujeres llevaron la costumbre de vestir a la griega hasta sus últimas consecuencias, llegando a ser centro de admiración pero también de parodia y crítica en la prensa de la época.




3 de abril de 2012

"María Antonieta, una adelantada para su tiempo"

Un precursor del estilo de la indumentaria que iba a reflejar este tema, un estilo que será influenciado por los ingleses, fue el que adoptó María Antonieta. Para escapar de los rigores de la vida de la corte, la joven reina empezó a vestir con un sencillo vestido de algodón y un gran sombrero de paja, y jugaba a ser una pastorcilla en el "Hameau de la Reine del Petit Trianon de Versalles". No es pues sorprendente que la reina adoptara también una sencilla camisa de muselina blanca, un estilo que por el año 1775 se empezó a conocer como la "chemise à la reine", o lo que es lo mismo "camisa de la reina".

Este fue el retrato que escandalizó a una nación. María Antonieta, la reina de Francia en 1783, ya había conmocionado a los franceses con su opulencia y ahora se las arregló para consternar a la nación al deshacerse de la ostentación y darle un enfoque más simple a su vestimenta. Tan simple, de hecho, que la nación pensó que había posado para el retrato en su ropa interior.  

Pero a pesar de que inicialmente fue denunciada como indecente, para la década de 1790 las mujeres francesas y británicas habían empezado a adoptar vestidos de camisa de muselina.

"Retorno a la naturaleza"

En contraste con la extravagancia de la indumentaria de la Corte, las prendas de vestir comunes tendían a ser sencillas y cómodas. La excavación de las antiguas ruinas romanas de Herculano en 1738 dio un fuerte impulso al naciente estilo "neoclásico", basado en el culto a la antigüedad. Al incorporar el concepto de Jean-Jacques Rousseau del "retorno a la naturaleza", este interés por las antiguas Grecia y roma se convirtió en un punto crucial para los cambiantes ideales de la sociedad europea. Fue un concepto que llegó a dominar el mundo de las artes y el estilo de vida de los europeos desde la segunda mitad del siglo XVIII hasta principios del XIX.

"Ni tanto...ni tan poco"


27 de marzo de 2012

"Amistades Peligrosas" Moda del siglo XVIII

Aquí os dejo el enlace a una estupenda película, a través de la cual podéis enlazar las entradas que habéis leído con las siguientes entradas del Blog.

"Amistades peligrosas" es una excelente película en torno a la moda que hemos estado viendo, la moda del S.XVIII. Una moda que con sus excesos, ostentosa y recargada, llena de pelucas y caras empolvadas, dejará paso a una moda más sencilla, sin artilugios interiores y de cortes verticales en el caso de la mujer y menos recargada y cómoda en el caso de los hombres.
Con esta excelente película abandonamos el Barroco y su "dulce tortura" en el vestir y os doy la BIENVENIDA al NEOCLÁSICO.

***Mi agradecimiento a Keka que ha hecho el estupendo  vídeo.

"Bordado al detalle" de una Casaca

Aquí podemos apreciar el soberbio bordado de una casaca y su chupa, fechado en los años 80 del siglo XVIII.

Moda al detalle

En esta imagen os he puesto al detalle un puño perteneciente a una casaca masculina en terciopelo labrado, y en él se puede ver un bonito bordado con hilo de plata sobredorada, con motivos florales. La vuelta interior del puño es de seda también bordada.

Detalle de una "Casaca"

En esta imagen podemos ver en detalle uno de los pliegues laterales del faldón de la casaca, a través del cual se podía sacar la espada sin dañar la prenda.

Se trata de una casaca de gala para el día de paño batanado con botones de plata sobredorada.

Diseño plano de la Casaca y la Chupa

Aquí os muestro como es el diseño plano de la "casaca" y la "chupa".
Los pliegues laterales de los faldones, levemente redondeados son muy profundos para dar volumen a la prenda. Flanquean las costuras abiertas situadas en ambos costados que van desde la cintura al dobladillo; están unidas a intervalos por un par de botones. Uno de los propósitos de estas costuras abiertas en las casacas masculinas se debían al hecho de, que en el siglo XVIII, los caballeros solían llevar espada. Estas aberturas laterales permitían a la espada pasar a través de la casaca sin dañar la prenda. Los botones cosidos de trecho en trecho evitaban que la espada se deslizase hacia abajo y también controlaba el movimiento de los faldones. 
Foto superior corresponde a una casaca y
 la foto inferior a la chupa
La chupa, al igual que la casaca también lleva su abertura en la parte central de la espalda y su vuelo que parte de las piezas delanteras son las que dan amplitud en la parte trasera de la prenda.

Moda masculina "El Traje a la francesa"


Con respecto a la moda masculina, en el siglo XVIII es Francia quien marca las pautas en la manera de vestir.
 A principios del siglo XVIII la indumentaria masculina estaba formada por:
  • La casaca, que es una prenda exterior semilarga, cuyos delanteros no cerraban) con  el cuello de tirilla,  que progresivamente va ganando altura durante el reinado de Carlos IV, hasta alcanzar el máximo con Fernando VII.
  • La chupa, que es la prenda que siempre acompañaba a la casaca, es una especie de chaqueta sin mangas y antecesora del chaleco. 
  • El calzón, un pantalón a media pierna estrecho, que se ajustaba en la pantorrilla con hebillas o cordones y que dejaba lucir en el hombre la pantorrilla.

El "Traje a la Francesa" es el atuendo de todas las aristocracias europeas, y durante  principios del siglo XIX se sigue usando para los eventos en la Corte.

Pequeños detalles de la prenda

En esta foto podemos ver con detalle los adornos que hacían que cada prenda fuese especial. 
Podemos apreciar la parte trasera de un vestido y una manga. Están bordados con todo lujo de detalle. 
El vestido de seda color crema está bordado con hilo de plata sobredorada e hilo de seda en colores coral y azul, que son los colores más usados a la hora de los bordados florales.
La manga de raso color crema, tiene dos volantes de adorno y está bordada y guarnecida con felpilla.
Muy bonitos los detalles que podemos apreciar en la imagen, en una época donde lo recargado y lo rococó eran la última moda.

Diseño plano de una "polonesa"

Aquí vemos el diseño plano de una "polonesa". La espalda a la izquierda y su delantero a la derecha de la imagen.

Podemos observar como un vestido hecho a la inglesa, se podía convertía en "polonesa" levantando y doblando la falda sobre las caderas, un efecto que se conseguía mediante un par de cordones de seda en forma de gran presilla sostenidos por un par de botones. Los botones están cosidos sobre la costura de la cintura en la espalda y cada cordón se sujeta por detrás del botón en el interior de la prenda. Cuando no se usaban, los cordones quedaban colgando bajo la prenda. En la imagen se pueden ver las dos maneras posibles de llevar la falda. Si se llevaba suelto el cordón es el "traje a la inglesa" y si se recoge se convierte en "polonesa".


Estos tres tipos de diseños de vestido se vestiría con un "brial" de seda a juego (una falda de seda) y sobre un guardainfantes o tontillo.